Hoy a tocado vuelta al “cole”. De esos días que algunos añoran y otros, por desgracia, intentamos hacer que pase lo antes posible nuestra jornada laboral. Ser buen o mal profesional nada tiene que ver con no desear alargar las vacaciones. Ni con querer un aumento de sueldo. Ser buen profesional se demuestra en el trabajo. No se demuestra diciendo lo “vocacional” que es uno.
Pues nada, aquí vamos con lo que he publicado en el blog a lo largo de la semana pasada. Si gustáis…
Tocaba empezar con datos. Esos que tan poco gustan a algunos porque ya sabéis, especialmente los que naufragáis por las redes sociales o leéis ciertas noticias en los medios, casi todo son opiniones o intuiciones muy sesgadas.
Sistema Estatal de Indicadores de la Educación (versión 2022)
Empezamos a tener series de datos que nos permiten, al menos a nivel macro, inferir ciertas cosas que suceden en nuestra educación. Sabemos que llevamos muchos años en los que la equidad se reduce y que, curiosamente, no hay ni un solo indicador que indique que hay mejoras a nivel global. Esto es lo que dicen los datos. Después todo va a depender que haya alguien que siga creyendo que la Tierra es plana. Y eso no tiene cura.
Por si no hubiera habido suficiente con dar esos indicadores, resulta que los datos también nos indican que desde la LOGSE (estoy hablando de hace más de treinta años) no ha habido ningún tipo de mejora educativa. Ya, seguro que algunos me hablaréis de la incorporación de todo el alumnado de 14 a 16 años. El problema es que los datos aíslan, tanto el ISEC (datos socioeconómicos de las familias) como otro tipo de parámetros. Qué le vamos a hacer. A algunos esa mejora ficticia desde la LOGSE parece que solo la vean ellos sin ningún dato que la avale. Quién habla de LOGSE, habla de LOE, LOMCE e incluso la Ley de Calidad de Pilar del Castillo que jamás se llegó a aplicar. Han sido todos los que han gestionado la educación, tanto los unos como los otros, los que no han conseguido mejorarla. Y eso es un problema.
¿Ha habido devaluación educativa en las últimas décadas?
No entro en este boletín acerca de la defensa de los que creen que hemos mejorado una barbaridad o hemos empeorado un porrón que, en forma de comentarios o interacciones en las redes sociales, quieren imponer su visión. Los datos macro indican lo que indican. Yo no puedo inventármelos. Son datos frente a relatos. Y a mí, aunque en ocasiones me cueste asumirlos, me importan más los datos. Datos y evidencias. Tenemos pocas y, seguramente cuesta mucho pasar de lo macro a lo micro, pero es lo que tenemos.
¿Pensabais que no habría nadie tan (…) al mando para repetir el fiasco del reparto indiscriminado de portátiles con la Escuela 2.0 que planificó Gabilondo? Craso error. Ahora tenemos el Plan Código Escuela 4.0.
356 millones de euros para repetir otro fiasco más. Hacer lo mismo, contando con los mismos y con ningún tipo de planificación previa (al igual que antaño), seguramente nos dé los mismos resultados. Ojalá no fuera así pero, ¿os imagináis que alguien lo hiciera en otros ámbitos? Por mucho que alguien se tire de un quinto piso haciendo balconing porque cree que pueda volar, no implica que pueda volar. Menos aún cuando hay experiencias previas que acaban con el interfecto en la morgue.
El dinero. En educación solo hace falta seguir el rastro del dinero. Seguid el rastro de los defensores del DUA. Seguid el coste de las pruebas PISA y el destierro dorado de uno de sus grandes impulsores, el ex Ministro de Educación, José Ignacio Wert. Mirad también cómo de querer eliminar la Religión en los centros educativos, una acaba manteniéndolo y yéndose de embajadora a la Santa Sede. Sí, me refiero a Isabel Celaá. Solo es cuestión de mirar quién se lleva la pasta y entender uno muchas cosas. No solo en el ámbito educativo.
Para entender determinadas decisiones educativas solo hace falta… ¡seguir el dinero!
Me encanta ver el día de Reyes desde los ojos de un niño. Además lo puedo ver con los ojos de mi hija. No iba a ser todo hablar de educación.
Día de Reyes a través de los ojos de un niño
Seguimos con pedagogía new age (de esa que, nunca soluciona nada pero, curiosamente, algunos defienden con todas sus garras). Estamos empapuzados de conceptos que no significan nada. La pedagogía de despacho frente a la investigación educativa. Los pedagogos de salón, más parecidos a Norma Duval en malo que a otra cosa, pretendiendo, como siempre, dar lecciones sin aportar nada más que palabrería barata. Y ya cansa. Al menos a mí me cansan esos discursos vacíos en los que los malos, curiosamente, siempre acaban siendo los docentes de aula.
Empapuzado de pedagogía new age
Y, finalmente, domingo sin paella destinado a ciscarme en todos aquellos que tienen la varita mágica de la educación. Esos espíritus puros que lo hacen todo bien y que son los másters de la educación. El problema es que cuando sabes, en caso que den clase, que hacen en sus centros, son los que más problemas tienen con el alumnado y que, en pruebas externas, peor rinde su alumnado. Pero da igual. Tienen tropocientos followers en las redes sociales, están en todas las tarimas dando consejos y siempre acaban sus alegatos diciendo que a ver si aprendemos de ellos. Harto no, lo siguiente.
En educación falta reducción de ratios, planificación, recursos y evaluación. Todo lo demás… agua de borrajas. Eso sí, permite que algunos se saquen pingües beneficios y otros puedan decir, sin ningún rubor, ciertas animaladas.
Hasta el próximo número. Si os apetece, claro está.