Debo reconocer que un lunes festivo, como es el de hoy en mi Comunidad, es mucho menos lunes. He nacido para docente vacacional. Lo reconozco y no me arrepiento de ello. Eso sí, como intento hacer desde principio de curso, voy a procurar que os llegue el boletín, con el resumen y enlace a los artículos de la semana pasada del blog, en tiempo y forma. Bueno, lo de las formas, cuando ya sabéis cómo escribo, está difícil.
Nada, vamos sin más dilación a ello. Que tengo cosas pendientes para cuando acabe de enviaros esto. Cosas con las que me apetece nada ponerme pero, por desgracia, retrasar cosas hace que se te acumulen en determinados momentos. Sí, aunque no lo parezca, soy de esos de los que… ¡ya lo haré mañana!
Empecé la semana, aprovechando que teníamos nuevo finalista en el espectáculo de la empresa armamentística, denominado Global Teacher Prize. Después de Bona y Calle, ahora tenemos a un García. Al menos hemos mejorado en los apellidos y este es mucho más de raza. Pero, más allá de la persona, a mí lo que me preocupa y me pregunto es por qué hay tanta gente que se postula a estas cosas. Bueno, eso y por qué son empresas y organizaciones que, curiosamente se dedican a cosas muy poco educativas, los que patrocinan estos premios.
Después de un premio, dotado con pasta, qué mejor que hablar de pasta. De preguntarse por qué estamos invirtiendo dinero en A y en B y, curiosamente, en C que es donde más se necesitan recursos, no hay ni un euro asignado a ello. Tenemos dinero para enviar a un “Miura” al espacio y ni un euro para reparar algunas grietas en las que te cabe algún alumno de cuarto de ESO. Y eso, al menos a mí, me preocupa porque, al final no es solo invertir para mejorar la educación. Es invertir donde toca. Y donde toca no es, normalmente, donde se invierte.
¿Está relacionada la inversión educativa con la mejora del aprendizaje del alumnado?
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha publicado unos criterios para el tratamiento de datos personales en los centros educativos. Pues, como creo que es un material imprescindible para la comunidad educativa, he decidido publicar ese documento y comentarlo. Sí, aunque no os lo creáis algunos (especialmente los más trols), publico cosas que pueden serviros. O que, al menos, intento que os sirvan.
Criterios para el tratamiento de datos personales en los centros educativos
El artículo anterior pospuso el que tenía en mente sobre el concepto de “profecornio”. Una mezcla de profesor y unicornio. Otro concepto más de esos que pululan en esa red, que es de todo menos amigable para cualquiera, denominada X (sí, ya me he acostumbrado). Un post que me sirvió para criticar determinado tipo de cosas que se hacen bajo el concepto de innovación educativa.
Profecornios: cuando dar clase en ropa interior se denomina innovación
También he recuperado los artículos en los que menciono alguna herramienta que, en mi opinión, puede tener alguna utilidad en el aula. En este caso de una herramienta que permite crear imágenes con inteligencia artificial. Y salen unas cosas realmente chulas. Tan chulas que voy a llenar mi cuenta de Instagram con ellas, borrando las cuatro fotos de comida que había puesto. Eso sí, a mi ritmo. Como siempre.
Un detalle que remarco es que, al menos en mi caso, a diferencia de otros, sí que pruebo todas las herramientas que os recomiendo.
Uno de los artículos más comentados de la semana, que todavía trae cola en el momento en el que vais a recibir este boletín, es en el que he hablado del empeoramiento de las condiciones laborales de los docentes. No podemos negar la realidad. En los últimos años las condiciones hacen cada vez menos atractiva esta profesión, habiendo goteos, por ahora pequeños pero incesantes, de docentes que se van del aula. Y esto es algo que debería analizarse y trabajarse por parte de la administración educativa porque, al final, lo que necesitamos es tener a grandes profesionales en las aulas. No que huyan de ellas.
¿Por qué (quizás) ahora no me volvería a dedicar a la docencia?
Al final, en el último artículo de la semana, me reiteré en la necesidad de contar con los profesionales de aula (los docentes) en el diseño de las políticas educativas. No de forma exclusiva, pero sí contando con ellos. Y contando con docentes que trabajen en diferentes etapas y centros, sean o no afines al gobierno de cada momento. Hacer leyes contando con los profesionales, seguramente, haría que no salieran determinados despropósitos de los despachos. Sería cuestión de probarlo. Yo estoy convencido de ello.
¿Por qué es importante involucrar a los docentes en el diseño de las políticas educativas?
Y con esto y un bizcocho… a por los temas pendientes. Eso sí, recordad que, como digo siempre, lo que hace comunidad y, al menos a mí me hace ilusión, es que os paséis por el blog y comentéis. También que digáis a vuestros amigos que pueden suscribirse a esto. Que no cuesta nada.