#3 No me da tiempo... así que cambio de rumbo
Debo reconocer que cuando empecé con este boletín me apetecía darle mucho cariño y hablar de las cuestiones educativas que, con período semanal o quincenal, surgieran en los diferentes medios y debates en los medios. Lamentablemente mi tiempo es limitado y, aunque vaya leyendo de aquí y de allí, realizar esta reelaboración de enlaces para vosotros, me resultaba harto complicado. Por eso, lamentablemente, a la vista que desde hace meses no escribo nada por aquí, voy a cambiar de rumbo. Y voy, como hacía en el otro boletín, simplemente a incorporar al mismo los artículos que voy publicando en el blog o las cosas que estoy diciendo en las redes sociales con una periodicidad determinada. Yo, yo y más yo. Cansino hasta la saciedad.
A ver, que si hay alguna cosilla interesante, publicada en los medios sobre temas educativos, que pueda trasladaros en cada uno de los boletines, lo haré. Pero, al menos ahora sin presión de necesitar reelaborar qué estoy leyendo o los inputs que me van llegando. Además, la periodicidad la va a marcar mi tiempo.
Me apetece no abandonar el modelo de escritura que supone este boletín pero, como siempre digo, a quien tiene que servir es a mí. Y si a mí me sirve para reformularme las ideas que he ido soltando en otro sitio, manteniéndolas agrupadas y, mientras las agrupo pensar en ellas, ya me vale.
Así pues, aquí tenéis lo que ha pasado por mi cabeza la semana pasada y que he plasmado en el blog.
Esto se nos ha ido de las manos...
Una reflexión acerca de la aparición de determinados personajes, o el paso de los mismos hacia el lado más “violento” del discurso educativo que, en los últimos tiempos, están calcinando todos los puentes que todavía existían entre las diferentes posturas educativas en las redes sociales.
Se ha pasado de cuestionar la necesidad de medidas educativas, al ataque personal a determinados perfiles de docentes. Se ha pasado de cuestionar las medidas educativas de la administración, a posicionarse en bloque según la ideología de uno. Se han creado colectivos cuyo único objetivo es el insulto.
No sé si cambiará en el futuro, pero ahora mismo la política de tierra quemada está siendo muy poco productiva. Salvo, claro está, para los que siempre sacan ganancia de este tipo de situaciones. Que, curiosamente, en muchas ocasiones son los mismos o están relacionados con los que queman esos puentes de debate y argumentaciones sosegadas.
Aparte de haberse ido todo de las manos, también se ha dado la necesidad de repartir carnets “de buenos y malos docentes” por parte de algunos…
El lado correcto de la educación
Nunca en mi vida me había planteado la necesidad de estar en bloque con determinados postulados o corrientes educativas para estar en el lado correcto de la educación. Ni se me hubiera pasado por la cabeza que, por no firmar determinados manifiestos o, simplemente, por cuestionar ciertas cosas, ya estuviera en el lado equivocado. Quizás es que para mí hay una gran gama de matices y por eso, al menos en mi caso, tengo una dificultad absoluta de casarme con ningún argumento educativo de forma exclusiva. Me va la poligamia educativa. Es uno de mis grandes defectos.
Es que lo de arrogarse determinadas posturas maximalistas incuestionables (por ejemplo el respeto a los derechos humanos, la inclusión, la honestidad, etc.), tanto en el ámbito educativo como fuera de él es algo que, al menos a mí me chirría. Además, como es lógico, impide cualquier tipo de réplica. ¿Cómo vas a replicar a alguien que dice que si le replicas es que estás en contra de los derechos humanos? No se puede. Y eso es a lo que juegan algunos.
Cansado de intentar reflexionar en positivo acerca de ciertas cosas, denunciando lo que están intentado hacer algunos en el debate educativo, rompí a mediados de semana el tono de mis posts para escribir, de forma cínica acerca de todo lo que estaba pasando en educación. Sí, repetí argumentos pero, a diferencia de los dos artículos anteriores enlazados en este boletín, lo hice con muy mala leche. A veces me sale. Es que de intentar negociar ya cansa. Más todavía cuando aparecen determinadas manadas y sectas educativas cuyo único objetivo es el de empalar a quienes no piensan como ellos.
¿Eres docente? ¿No sabes qué comprar para regalar estas fiestas? Aquí unas ideas…
Sí, en el artículo que os enlazo arriba de este texto también os pongo, al igual que en todos, un enlace para que compréis mi último libro. Por cierto, me ha hecho mucha ilusión que haya personas a los que el barrigudo vestido de rojo se lo haya dejado bajo el árbol. Va, puestos a hacer publicidad, lo podéis adquirir aquí.
El último día de clases propiamente dicho me he puesto a analizar cómo ha ido mi trabajo a lo largo de este primer trimestre de curso.
Mi autoevaluación profesional del primer trimestre
Nada, el resumen es que no progreso adecuadamente. Ni tampoco acabo de sentirme todo lo suelto que debería. Son muchas cuestiones transversales que llenan mi tiempo en mi IES que, quizás tocaría reformular. Ya veremos. Ahora estoy de vacaciones y me apetece pensar en otras cosas.
Por cierto, en ese post amenazo con participar en ciertos bolos en 2023. Algo que remarco estos días en la red del pajarito. Una red, por cierto, más inundada por tuits promocionados que nunca y con algunos docentes o personas relacionadas con la educación que, por desgracia, ni en período navideño dejan de querer insultar a los que no piensan como ellos. Incluso en ocasiones inventándose datos para justificar sus paranoias.
Propósitos, propósitos y más propósitos. Así debería haber titulado el penúltimo post de la semana anterior. Lo que pasa es que al final me ha podido el recordar una frase de un político que, curiosamente, hace más de meme de él mismo que otra cosa. Lo de la política en este país da mucho asco. No todos los políticos son iguales. Lo que pasa es que, por desgracia, la política está cada vez más alejada de las necesidades reales de los ciudadanos. Y ojo, que eso no implica que haya medidas que acaben beneficiando al ciudadano. Estoy hablando de otra cosa.
Esos propósitos navideños de los que usted me habla…
Este es el título elegido al final. Ganas de no meterme en berenjenales en las redes sociales. Ganas de debatir con argumentos. Ganas de no caer en las garras de sectarios ni ponerme a su mismo nivel. Ganas, en definitiva, de seguir disfrutando de un lugar donde, rebuscando un poco, pueden encontrarse cosas muy interesantes.
Por cierto, no me gustaría dejar de decir que sí que hay personas que se lo curran y, hace nada, una asociación educativa ha sacado su web con muchísimo material para docentes. Y además ha salido de mi tierra de adopción. Claro que hay gente que hace cosas e intenta mejorar la educación. Y solo estar en el aula con el alumnado y dar clase ya implica formar parte de esa mejora educativa. Tan simple y tan complicado como eso.
Más allá de las redes sociales
Y, finalmente, comentaros que hay vida más allá de las redes sociales. Más allá del encarnizamiento de determinados debates. Más allá del odio que se puede llegar a acumular en el corazón, ya muy negro, de más de uno. Se puede salir de esas ganas de hacer daño e insultar a los que no piensen como uno. Intentadlo.
Disfrutad estos días. Disfrutad de la familia, de las personas que os quieren e intentad expandir vuestra zona de confort, integrando en la misma a muchos más porque, al final, lo de hacer las cosas solos, cavar trincheras o buscar enemigos, es desaprovechar posibilidades futuras.
No sé cuánto me durará este boletín, que ya ha empezado de forma muy desigual pero, para aquellos que quieran saber de qué he hablado cada semana, si os suscribís (¡es gratis!) lo tendréis el lunes en vuestro correo electrónico.