El viernes los docentes volvimos a nuestro trabajo después de los trece meses de vacaciones. Con unas ganas, para un docente vacacional como yo, entre pocas y ninguna. Eso sí, en nada cojo la rutina y, como profesional de la tiza (o de la pantalla, en versión innovadora), tocará ofrecer lo mejor que sabemos. Y lo mejor que sabemos es dar clase. Bueno, el dar clase, al igual que el valor, se nos supone.
He seguido escribiendo a lo largo del verano. Me he fugado de Twitter (ahora denominado “X”) por el mal ambiente que algunos estaban generando ahí. No tengo ganas de perder el tiempo con personajes que no son nadie ni pintan nada para mí ni para mi trabajo de aula. Ya veremos si vuelvo a publicitar los posts que escribo en el blog ahí. Ahora estoy mucho más en Facebook. Me parece mucho más sano. Y sí, los datos sé que se los llevan igual.
No voy a retrotraerme a todo el verano. Si queréis saber de lo que he escrito pasaros por el blog. Eso sí, voy a empezar a enviar boletines con lo que estoy escribiendo a partir del día uno de septiembre con esa periodicidad que os he dicho al principio. O eso espero.
Vamos a ello…
Septiembre 2023: vuelta a las aulas
¡Qué raro empezar a escribir el primer post hablando de la vuelta a las aulas! Nada, una reflexión, medio ácida, medio triste, medio irónica, de volver al curro. Como siempre he dicho, si el trabajo fuera bueno se lo guardarían los ricos para ellos. Pero, dentro de los trabajos que existen, al menos a mí me ha tocado uno que me gusta bastante. Eso sí, como mercenario vacacional. Algo que no va reñido con la profesionalidad.
Por cierto, en la Comunidad Valenciana, por inutilidad de los de antes y falta de previsión de los de ahora, va a tocar rehacer el horario de todos los centros educativos de Secundaria en los que imparten ESO. Es lo que tiene hacer las cosas mal del principio. Eso sí, esto me llevó a reflexionar acerca de la necesidad de que fueran los equipos directivos quienes hicieran los horarios. ¿Por qué no nos los mandan hechos desde la administración? Es que convertir a los docentes en un cuerpo de burócratas no tiene ningún sentido. Pierde la esencia de lo que deberíamos ser.
Los equipos directivos NO deberían hacer el horario de su profesorado
Y ya el último post publicado. Uno en el que he hecho una traducción de una infografía (o viñeta) en la que se muestra cómo debería planificarse una intervención en el aula (dar una clase). La verdad es que es bastante interesante y permite, si se hace bien, poder mejorar el aprendizaje del alumnado. Eso sí, importantísima la retroalimentación porque, al final, si el alumnado no sabe en qué falla no puede mejorar. Retroalimentación que debería ser inmediata.
Nada, poca cosa en este boletín. Hoy hay Claustro en mi centro para repartir horarios (eso de lo que algunos siempre se quejan) y hasta la semana que viene. Una semana en la que ya habrán empezado en algunos lugares lo más importante del sistema: el alumnado.