Se ha producido un vuelco electoral en nuestro país. En mi Comunidad los que gestionaban la educación van a jubilarse o volver a su trabajo. Y eso es algo que, aunque tenga su importancia para los centros educativos y sus aulas, por ahora no va a tener más afección que el cambio de personas en determinados puestos. Salvo, claro está, que elijan a gente con mucha experiencia para gestionar algo que, al menos para mí, es una de las joyas de la corona de cualquier gobierno… la educación.
También hemos conocido la debacle en Cataluña de las pruebas de comprensión lectora para cuarto de Primaria (PIRLS). Un desastre sin paliativos. Debido, aunque algunos quieran esconderlo, a determinadas prácticas y modelos pedagógicos, junto con procesos de selección de personal opacos e irrupción de determinadas fundaciones privadas en el ámbito educativo. Solo hace falta saber sumar dos y dos. Y, salvo que tengas más ideología que cabeza, sale lo mismo para todo el mundo con dos dedos de frente.
Pero bueno, lo que os interesa a los que recibís este boletín (que ya sois muchos) es que os haga un resumen de lo escrito esta última semana. Vamos a ello…
El primer artículo, aunque algunos no lo hayan entendido (ser docente no implica tener ningún tipo de valor extra frente a quien no lo sea), va mucho más allá del proceso de estabilización de interinos o del decreto de plantillas catalán. Va de cómo se articulan los procedimientos y de la culpa que tiene realmente el que participa en los mismos. Una culpa que, al menos en los casos anteriores, la tienen los que la formulan o lo aplican. Nada que ver con quienes, por necesidad, se ven obligados a participar en los mismos.
Es que les han regalado la plaza…
Sigo con otro artículo controvertido… el de los pedabobos que dictan bobadas para que algunos bobos hagan ciertas cosas bobas. No es lo mismo un pedabobo que un investigador en ciencias de la educación. Pero bueno, como todos sabemos, hay mucho negocio tras la venta de ciertas barbaridades pedagógicas. Eso sí, siempre algunos van a decir que llamar “pedabobos” a los que están, con sus discursos, haciendo mucho daño a la educación (especialmente si se les llama para asesorar en los articulados legislativos), es un delito que debe ser sancionado con un pelotón de fusilamiento.
Por cierto, algunos de estos pedabobos, el primer día que han pisado un centro educativo de etapas obligatorias, ha sido el día de las elecciones.
Cuando se vende que la “creatividad” se puede aprender estamos acudiendo a esos falsos tópicos que, por lo que sea, se compran relativamente bien por parte de la comunidad educativa. Sí, hay muchos que se creen que en los centros educativos se va a aprender a ser creativo. Bueno, incluso hay algunos de esos que llenan salas, que dicen, sin ningún tipo de pudor, que la “creatividad se aprende igual que a leer“
¿Se puede aprender a ser creativo?
También se ha recordado una cuestión básica de normativa educativa… el famoso turno de “ruegos y preguntas” de los Claustros. Algo que no debe constar en el acta del Claustro, no permite que se tomen decisiones en ese turno y, como es lógico y relacionado con lo anterior, no puede darse ningún tipo de votación.
El turno de “ruegos y preguntas” de los Claustros
Hay mucho vendehúmos en educación. Hay algunas personas que solo se dedican a venderse, a insultar en las redes sociales a los que no piensan como ellos y relatos que, curiosamente, jamás van a querer para sus hijos. Pero se venden muy bien. Ladrar es muy fácil. Repetir el ladrido, también. Lo complicado es cabalgar. Pero mientras algunos se dedican en exclusiva al ladrido, otros nos hemos buscado un caballo e intentamos cabalgar. Y somos la mayoría. Más o menos invisible. Pero cabalgamos. Por eso funciona, a pesar de todas las trabas que nos ponen, el sistema educativo. A pesar de lo que solo ladran. A pesar de los que quieren poner sus pezuñas. A pesar de la propaganda.
Mientras unos ladran, otros cabalgamos
¿Qué les pido a los que han ganado ya las elecciones? Que dejen trabajar a los docentes. Que doten de recursos a los centros educativos, realicen evaluaciones para ver qué funciona y qué no, que no hagan experimentos masivos y también que desburocraticen el proceso de enseñanza. Es tan simple como eso. Dejar trabajar a los profesionales. Que algo saben de hacer las cosas.
Una semana menos para unas necesarias vacaciones. Eso de los trece meses de vacaciones que tenemos los docentes que firmé en mi contrato dónde están… ¡que yo lo vea!
Un último esfuerzo a compañeros y alumnado. Ya queda nada… (y sí, sé que el boletín lo he vuelto a publicar con retraso).