#10 Acabar hablando de necios en educación es un clásico
Argumentar es imposible cuando al otro lado no hay argumentos
La semana pasada fue otra semana de esas que, restadas del calendario, permiten intuir que, al menos en mi tierra de adopción, se acercan Fallas. No soy fallero pero, al igual que cualquier persona con dos dedos de frente, me gustan todas las fiestas. Incluso adopto las fiestas extranjeras si son para pasárselo bien. Me encanta disfrutar de la vida. La vida ya se empeña en muchas ocasiones que uno no la disfrute pero, por suerte, al final acabamos sacando solo los momentos buenos. En la vida y en la profesión que uno elige. Incluso que sea, como en mi caso, la docencia.
Va, vamos a lo que os interesa. A lo que os habéis suscrito. A comentar de qué hablado la semana anterior. Vamos a ello.
Empecé la semana hablando de recursos. De esos recursos finitos que, en educación al igual que en otros ámbitos, se malgastan a manos llenas. No tiene sentido destinar recursos a X cuando hay necesidades en el abecedario educativo antes de llegar a esa letra. El problema es que destinar recursos a X significa detraérselos a A, B o C.
No he podido resistirme a tocar el tema de la inteligencia artificial y lo del chatGPT. Eso que hace las tareas de parte del alumnado. Bueno, si tienes miedo de que una máquina haga el trabajo que mandas a tus alumnos, mejor cambia de tarea. O no la mandes. Di que la hagan en clase. Se puede.
Pero sabéis lo que más me asombra de la inteligencia artificial. La cantidad de mamarrachos que están vendiéndola en el ámbito educativo. Sí, lo sé. Son los mismos que venden neuromierdas y similares. No hay nada mejor que ver como algunos son expertos en inteligencia artificial con un título obtenido en las tapas de los yogures. Los que tenéis una edad seguro que lo entendéis.
Mamarrachos de la inteligencia artificial
Hacía tiempo que no hablaba de las TIC. Especialmente en la parte de las herramientas. Pues bien, toca defender de nuevo el aplicar el sentido común. El comprender que debemos saber qué herramienta debemos usar para qué y no centrarnos en la misma porque, en ocasiones, hay múltiples herramientas para hacer lo mismo. Lo importante es escoger la que sea más sencilla, tanto para nosotros como para nuestro alumnado. Y eso es algo muy importante ya que, en demasiadas ocasiones la herramienta, al igual que la metodología usada, lastra el proceso de enseñanza-aprendizaje.
¿Importa realmente la herramienta que se use en el aula?
En ocasiones se pueden usar estrategias de diseño web para hacer ciertas cosas en el ámbito educativo. Lo del diseño para tener la mejor experiencia, como alumnado, docentes o familias, para trabajar en el aula, como normativa que se aplica al propio sistema educativo o como gestión del mismo, es clave. Y no se tiene en cuenta.
UX en educación, la gran olvidada
Como a esas alturas de la semana ya vas justo de temas acerca de los cuales escribir y como me gusta mucho hacerlo, aprovecho la viralización en Twitter de los menús escolares “para musulmanes”, para cuestionar la decisión de hacer cosas en el ámbito educativo en función de las creencias de uno. O de sus familias. Las creencias deberían estar fuera del ámbito educativo. Eso no implica que uno no pueda creer o dejar de creer en lo que quiera. Vale tanto para la religión como para temas de creencia en metodologías fantásticas que van a revolucionar la educación.
Creencias en el ámbito educativo: una cuestión con muchas aristas
Y, finalmente, acabé la semana con un artículo muy crítico acerca de los necios y de los aquelarres que, también empiezan a estar bastante extendidos en educación. Eso sí, en lugar de tener un macho cabrío, tienes un cenutrio dando instrucciones acerca de qué debe hacerse y qué no en aulas que, curiosamente, jamás pisan. Nada, haced lo que os digo, que yo voy a hacer lo contrario. Es muy fácil decir y proponer sin estar dispuesto a vadear en el barro.
El aquelarre educativo de los necios
Lo sé. Este boletín debería llegaros los lunes pero, por desgracia, hay situaciones al margen de lo virtual y de estas cosas “que hago por amor al arte”, que debo priorizar. Y llega el día que llega.
Ya queda nada para empezar a lucir las lorzas en la playa o disfrutar de ese crucero del amor al que va uno de mis amigos cada año. Y sí, ahí, según me dice, se liga. Que tengáis una buena semana.